Nutrición en la tercera edad

Nutrición en la tercera edad

La buena nutrición en la tercera edad es una aliada clave para mantener energía, prevenir fragilidad y disfrutar cada día con más bienestar. No se trata de dietas estrictas, sino de construir hábitos simples y sostenibles que contemplen gustos, horarios y necesidades de cada persona.

¿Por qué cambia el apetito con los años?

  • Menor sensación de sed: aumenta el riesgo de deshidratación.
  • Alteraciones del gusto y del olfato: la comida puede "sentirse" menos sabrosa.
  • Menor masa muscular (sarcopenia): sube la necesidad de proteínas de calidad.
  • Dificultades de masticación o prótesis dentales que ajustan mal.

Claves del plato diario

  • Hidratación: 6–8 vasos de agua al día (también caldos, infusiones suaves o gelatinas sin azúcar). Ofrecer sorbos frecuentes.
  • Proteínas en cada comida: huevos, pollo, pavo, pescado, legumbres, lácteos. Ayudan a conservar fuerza y masa muscular.
  • Fibra: frutas, verduras, legumbres y granos integrales para apoyar la digestión y el tránsito intestinal.
  • Calcio y vitamina D: lácteos, sardinas, brócoli, y exposición solar moderada. Consulte por suplementación si su profesional lo indica.
  • Grasas saludables: aceite de oliva, palta, frutos secos triturados.
  • Sabores reales: hierbas, limón y especias suaves para realzar sin abusar de la sal.

Texturas y seguridad

Si existen dificultades para masticar o deglutir (disfagia), conviene ajustar la textura a purés, picados o guisos tiernos. Evitar alimentos secos que "raspen" (galletitas duras, tostadas) o con múltiples migas. Consultar siempre a un profesional ante tos al comer, pérdida de peso o atragantamientos.

Un ejemplo de día equilibrado

  • Desayuno: yogur natural con avena y banana en rodajas; té o mate cocido.
  • Almuerzo: filet de merluza al horno con puré de calabaza y ensalada de tomates; una fruta.
  • Merienda: licuado de leche con durazno o queso untable con pan blando integral.
  • Cena: guiso tierno de lentejas con verduras y cubitos de pollo; compota de manzana.
  • Entre horas: agua, gelatina sin azúcar, caldos claros.

Consejos prácticos para familias

  • Ritmo y compañía: comer sin apuro, en mesa cómoda y, si se puede, acompañado.
  • Porciones pequeñas y frecuentes: mejor 4–5 comidas chicas que dos muy abundantes.
  • Organización: planificar compras y menús semanales; dejar porcionado en heladera o freezer.
  • Señales de alerta: pérdida de peso involuntaria, poca ingesta de líquidos, estreñimiento persistente, somnolencia inusual.

Importante: estas recomendaciones son de carácter general. Cada persona es única; ante enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, celiaquía, insuficiencia renal, etc.) solicite un plan nutricional personalizado con su profesional de salud.